martes, 19 de octubre de 2004


"- es que esto, en realidad, no es una isla...
- ¿ah, no?
- ... es una tapadera, un trozo de tierra que flota... como una balsa...
- pues... no se mueve...
-... los días de mar gruesa, la gente de aquí se marea...y nadie sabe por qué...
- menos tú...
- yo he buceado por debajo de toda la isla... está totalmente hueca, hay miles de cuevas... pero nada, no he visto ni un sólo trozo de roca que la una al fondo del mar...
- ¿cómo te llamas?
- Carlos
- yo Lucía
- confía en mí, Lucía, algún día te lo demostraré...
- vale, pero yo me quedo arriba...
- de acuerdo... la chica espera en la cara bonita a que el cangrejo atraviese la fea...es rugosa, y horrible... ¿te gustaría conocer las cosas buenas de esta isla?
- pues sí
- quiero presentarte a Elena..."

"Lucía y el sexo", Julio Médem, 2001

no ví a Elena, no ví a Carlos, y tampoco ví a Lucía... no pude comprobar si realmente la isla es una balsa, pero sí recorrerla de punta a punta, y de faro a faro, por arriba, por la cara bonita... le dejaré la cara fea a otros, por ahora...

me encontré con una amable recepcionista con un acento muy simpático, un hippie guitarrista que le puso banda sonora al viaje, un ayudante del hippie que resultó ser un gran versionador de clásicos, un guaperas "ibiza total look" que era el rey de la pista, una familia bastante extravagante, dos g.i.joe a cada cual más curioso, un abuelo super-marchoso, algún nudista con el culo blanco, más con el culo moreno, el doble de michael knight, el doble de su coche, un diseñador gráfico famoso, y no sé cuántas cosas más....

pero, por encima de todo esto, la fonda más divertida de todas las pitiusas (y parte del extranjero...). El nombre, un secreto que sólo conocemos los que hemos estado allí... el que quiera repetir, me apunto... el que quiera conocerlo, se lo enseñaremos... pero he de deciros, sólo aquellos que sean invitados a un chupito de licor en copa "formato coñac" serán aceptados como miembros de pleno derecho de "el club de los desubicados", ilustre institución que mantiene vivo el espíritu de la isla...

P.D: glopis, yo sigo pensando que las alegres divorciadas no se llevaron a los dos jovenes castores al catre... era como la selección española, mucho toque, pero nadie tiraba a gol... :-)